Una niña de nueve años "da con frecuencia mejor resultado en la cama que una joven de 20". En el mundo islámico, sobre todo en la Península Arábiga, el matrimonio entre niñas y hombres adultos es relativamente frecuente, pero los teólogos musulmanes no suelen tratar de justificarlo de forma tan cruda como lo ha hecho el jeque marroquí Mohamed Ben Abderrahman Al Maghraoui.
Un diario afirma que ha puesto "la religión al servicio de la pedofilia"
Éste emitió a principios de mes una fatua (edicto islámico) en la que "legaliza" la unión entre una chiquilla y un hombre adulto. "Nos han contado, y hemos constatado, que las niñas de esa edad dan mejores prestaciones que las mujeres adultas", afirma. "En consecuencia están tan capacitadas para contraer matrimonio como las jóvenes de 20 años".
Al Maghraoui, un conocido jeque salafista autor de media docena de libros de teología, colocó la fatua en la página web de su asociación Predicación y Sunna en el Corán. Sus críticos afirman que probablemente lo haya hecho para amparar, desde un punto de vista religioso, la boda, contraída en secreto, de algún conocido suyo.
Su pronunciamiento ha provocado un gran escándalo en Marruecos, pero hasta la fecha no ha habido ninguna reacción de las autoridades. El teólogo radical fundamenta su edicto en el ejemplo del profeta Mahoma. Aicha, recuerda, tenía sólo seis años cuando se convirtió en su prometida aunque no se casó con ella hasta que cumplió los nueve.
Hay "teólogos viciosos que son capaces de poner la religión al servicio de la pedofilia", escribe el diario socialista Al Ittihad al Ichtiraki. "Sí, alienta la pedofilia", sostiene Najia Adib, que dirige la asociación No Toques a Mis Niños, que lucha en Marruecos contra esa lacra. Hasta el diputado islamista Abdelbari Zemzmi, un ex imán, tachó de "aberrante" la fatua porque desde los tiempos del Profeta "la realidad social ha cambiado".
Ante la pasividad de las autoridades, un abogado de Rabat, Mourad Bakouri, ha tomado la iniciativa de denunciar a Al Maghraoui por "vulneración del código de la familia y conculcación de los derechos de la infancia". La nueva ley marroquí, que entró en vigor en 2005, estipula que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años y dificulta mucho la obtención de derogaciones, pero su aplicación tropieza con muchas trabas en una sociedad marcada por el conservadurismo.
Para evitar la proliferación de fatuas, a veces disparatadas, el Consejo Superior de los Ulemas (doctores de la ley islámica) asegura que sólo sus miembros están colectivamente habilitados para pronunciarlas. Por eso sorprende que no hayan salido al paso de la iniciativa de Al Maghraoui, ni que la fiscalía haya actuado de oficio ante un edicto que aboga por incumplir la ley.